Los cancilleres del Grupo de Lima se reunirán este lunes en Santiago para dar seguimiento a los temas abordados en la última cita realizada en Bogotá respecto a la situación que vive Venezuela, aunque ahora pesa sobre el bloque la sombra de una eventual intervención militar por parte de Estados Unidos a esa nación caribeña.
El Grupo de Lima siempre ha pregonado por una salida pacífica y democrática «y que son los propios venezolanos quienes al amparo de la Constitución» deben buscar una solución a la crisis de su país, pero una opción armada parece no estar tan lejana».
La opción de una posible intervención militar estadounidense en Venezuela está sobre la mesa, afirmó el presidente estadounidense Donald Trump el pasado 3 de febrero en una entrevista para CBSNews.
Al ser interrogado sobre la posibilidad de enviar soldados estadounidenses a Venezuela, el mandatario aseguró: «No quiero decir eso. Pero ciertamente es algo que está … es una opción».
Más directo fue el senador federal por Florida, Rick Scott, quien el pasado jueves «urgió a una intervención militar» para ingresar la ayuda humanitaria, y manifestó que la comunidad internacional tiene una posición unificada sobre la crisis en Venezuela.
Los cancilleres que en Chile abordarán la crisis humanitaria, política y económica en Venezuela, también tendrán que poner en la mesa un tema bastante sensible como es el de haber fracasado en sus insistentes llamados para que Nicolás Maduro entregue su administración y permita nuevas elecciones.
Además, deberán abordar el fracaso que significó la reunión en la localidad fronteriza de Cúcuta (Colombia), el pasado 24 de febrero, hasta donde llegó la ayuda internacional para ser entregada a los venezolanos pero que Maduro no permitió su entrada sin que hasta ahora se sepa cuál fue el destino de esa asistencia.
En esta misma línea, los analistas políticos han señalado que «fue una mala decisión» la visita que ese mismo día realizaron a esa zona los presidentes de Chile, Colombia y Paraguay, Sebastián Piñera, Iván Duque y Mario Abdo, respectivamente.
Hasta ahora, el compromiso del Grupo de Lima de promover y desarrollar iniciativas de coordinación regional en respuesta a la crisis política y humanitaria en la república bolivariana de Venezuela ha rebotado contra el frontón del presidente Nicolás Maduro.
En este misma línea, la exigencia de la salida inmediata de Maduro y el reconocimiento constitucional de la Asamblea Nacional y de su presidente, Juan Guaidó, que es apoyado por unas 52 naciones, no ha llegado a buen puerto, mientras miles de venezolanos emigran de esa nación caribeña en busca de mejores horizontes.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), más de 3 millones de venezolanos han emigrado de su país y el flujo migratorio continúa en aumento.
El ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Roberto Ampuero, señaló este domingo «que el escenario en Venezuela ha empeorado, la crisis humanitaria empeora, cortes de agua y de luz».
El jefe de la diplomacia denunció que se ha visto «un creciente hostigamiento contra el presidente encargado Juan Guaidó, desconociendo su inmunidad parlamentaria y tomando detenido a su propio jefe de gabinete».
«Ante esto, es necesario que el Grupo de Lima avance hacia una nueva fase, redoble su trabajo para conseguir que nuevos actores internacionales se sumen a la presión contra la dictadura para que Venezuela recupere su democracia», añadió el canciller chileno.
Hace unos días, el presidente Maduro dijo con dureza que los problemas de su país serán resueltos en «unión nacional» con su Gobierno, en un mensaje dirigido especialmente a Estados Unidos, y sus países aliados en América Latina.
Asimismo, la reunión de este lunes en la capital chilena de los cancilleres del Grupo de Lima se va a celebrar a pocas horas de que terminara una visita a varios países de la región del secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, que se centró principalmente en la situación que vive Venezuela y que le llevaron a decir «Maduro es un tirano que ha arruinado a su país».