Joanne López Chirinos
Ante el cierre unilateral de las fronteras las 25 mil familias falconianas que viven del intercambio comercial con las islas Aruba, Bonaire y Curazao, las mismas que hace un año se vieron afectados por el primer cierre de frontera, se mantienen preocupadas ante la situación.
Elis Quiñones vicepresidente de la Fundación Barquitos de Venezuela asegura una vez más afectados con una situación que los pone en jaque “Sobre todo porque quienes trabajan en los barquitos traen comida para sus familiares en el municipio” y ahora eso se ve restringidos por el cese de las relaciones comerciales.
Ante la pregunta de si las autoridades se habían reunido para explicar la situación y buscar alternativas, la respuesta ha sido “aun no nos hemos reunido”.
Es de recordar que los municipios Colina, Los Taques, Carirubana, Falcón, Monseñor Iturriza y Silva son las localidades que mantienen actividades comerciales con Aruba. Bonaire y Curazao
La desaceleración de la economía de puerto se verá afectada ante el cese de las operaciones comerciales. Sin dejar de lado las embarcaciones que están en tránsito en las islas ABC cuya situación de legalidad e ilegalidad no ha sido aclarada aun por las autoridades falconianas.
Alirio Rodríguez, pescador con su esposa hace dos años en Curazao asegura que esta situación no le permitirá a su pareja “enviar la comida para sus hijos. Aquí en Venezuela estamos sobreviviendo, al menos déjennos hacerlo”
Pedro Leal, navegante, asegura que la medida intempestiva “me obliga a ir a pescar, no podemos ya, está bueno. El esfuerzo será mayor”
Las dos lanchas que no les permitieron salir la tarde del 19 de febrero registran pérdidas millonarias.