sábado, noviembre 2, 2024
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El poder unificador de Juan Gabriel cobró fuerza en su adiós de Bellas Artes

 Las cenizas de Juan Gabriel llegaron ayer al icónico Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México para que cientos de miles lo homenajearan con una visita tan sentida como fugaz en la que será su última parada antes de descansar en su casa de Ciudad Juárez.

El homenaje congregó a importantes figuras del mundo de la cultura y la canción mexicana, así como a algunos de los allegados del Divo de Juárez, pero también a incontables fanáticos, gente que, entre sollozos y cánticos, quiso dar el último adiós a este artista que traspasó generaciones y clases.

Un rompedor de tabúes con su forma única de bailar, sentir y cantar que hoy, a ocho días de su muerte, desafió de nuevo al statu quo cultural llenando una vez más Bellas Artes, un recinto donde actuó por primera vez en 1990 desatando controversias.

Ese concierto causó gran debate sobre los espacios destinados a la alta y la baja cultura en México, por lo que su presencia -y arrollador éxito- en este escenario marcó un antes y un después a la forma de acercarse al arte en esta nación latinoamericana.

Iván Gabriel Aguilera, hijo del artista, y Jesús Salas, representante del divo, llegaron con la urna y acompañados del secretario de Cultura, Rafael Tovar y de Teresa.

De fondo, la banda de mariachi Mi Tierra y el tenor Fernando de la Mora cantaron la emotiva «Amor eterno» desde las escalinatas de este monumental edificio inaugurado oficialmente en 1934, donde reinaban tres grandes coronas de flores, de Presidencia, de la Secretaría de Cultura y del mismo Palacio.

La cantante ranchera Aída Cuevas interpretó «Te lo pido por favor» y «Te sigo amando» con un traje de charro y, tras su interpretación, montó guardia ante el atril, de la misma forma que los integrantes de Mi Tierra.

Cuevas, quien considera a Juan Gabriel -fallecido de un paro cardíaco en Santa Mónica, Estados Unidos, un «maestro, amigo y guía», se deshizo en lágrimas y abrazos con familiares y amigos del cantante.

Este mismo sentimiento afloró en los admiradores del cantante que se despidieron de este genio de la canción. Aunque solo fuera por cinco segundos, el tiempo que podían estar frente a la urna.

Cámara en mano, muchos con camisetas o pancartas con la imagen de Juan Gabriel y llegados de todos los rincones, le declararon amor y admiración.

«Sentí que mi alma se me iba. Me gustaba muchísimo», contó a EFE Virginia tras pasar ante la urna luego de 10 horas haciendo fila.

Desolada y del brazo de su hermana, explicó que su tema favorito del divo es «Abrázame muy fuerte» porque le recuerda a una expareja.

Evelia dijo que era un día «muy triste» y que hoy, porque la ocasión lo merecía, no fue a trabajar.

Martín llegó desde Atlanta, Georgia, EE UU, para homenajear al cantautor, al que calificó de «icono de la comunidad gay» aunque «no saliera del armario».

Para Eugenia, que fue al Palacio con su nieta de ocho años, Alberto Aguilera -nombre verdadero de Juan Gabriel- fue «un personaje extraordinario», y deseó que, si el cantante está con Dios, pida «por estos mexicanos que quiso tanto».

Fernando, de 20 años, dijo del artista que era un ejemplo a seguir por llegar a la fama tras una infancia «llena de carencias».

Estos testimonios son solo una pequeña muestra del amor al divo reunido hoy en el centro histórico de la Ciudad de México, donde miles permanecen reunidos y hacen una fila kilométrica para darle el adiós.

Aunque no faltó la música y la fiesta, el sabor amargo de esta despedida quedó marcada en el rostro de una mujer de unos 50 años que avanzaba desolada y sostenida por dos hombres, o en el cuerpo de un joven que se desvaneció tras ver la urna de madera.

La muerte de este cantante que abrazó generaciones y clases llega en un momento en el que México parece necesitar, más que nunca, un referente, un héroe, alguien querido por todos.

Y esto era Juan Gabriel, un mexicano musical y universal que con sus canciones consiguió colarse en casas de ricos y pobres, en bodas y en entierros, como el del hermano de Blanca, una vendedora de ropa veinteañera que hoy aguardaba sabiendas de que lo vería «unos instantes».

Fallecido a los 66 años y con más de 40 pisando escenarios, Juan Gabriel regresará a Ciudad Juárez hoy en la noche o el miércoles en la mañana para reposar en su casa, que se convertirá en museo.

Se espera que durante la apertura de Bellas Artes hasta medio millón de personas pasen a honrar al cantante, de acuerdo con estimaciones oficiales.

Este adiós catapultará definitivamente al divo al olimpo cultural mexicano y desde el mejor escenario posible, el de un Bellas Artes que un día se le resistió antes de rendirse a sus pies y que ha acogido los homenajes póstumos de personajes de la talla de Frida Kahlo, Mario Moreno «Cantinflas», Octavio Paz y Gabriel García Márquez.

Foto: AFP

Cactus24 (06/09/2016). 

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