La desesperación e impaciencia se apoderó hoy de los paraguaneros que hicieron cola desde las 2:00 de la madrugada en el Bicentenario de Judibana y a las 4 de la tarde aún no habían logrado ingresar para comprar arroz, margarina y jabón en polvo.
El abasto, que cuando tiene productos regulados abre sus puertas a las 8:30 am y expende por número de cédula, este martes comenzó la venta a las 11 en espera de la supuesta orden de Caracas para ingresar al sistema los productos a vender.
Los ánimos se caldearon cuando apenas hora y media después, los empleados pretendieron cerrar el local porque iban a almorzar; el aviso, fue el detonante para que quienes madrugaron con la esperanza de llevar algo de comida a sus casas se sintieran burlados e indignados con tanto «protocolo”.
De inmediato la muchedumbre se exaltó y un grupo pequeño entró a la fuerza y a empujones lo que ocasionó que se cayeran al suelo las 1.000 cedulas que el efectivo de la GN había colectado temprano y se perdió el orden que llevaban para entrar, así, los primeros quedaron de últimos y viceversa.
Varios afectados narraron que faltó organización de la Guardia Nacional, denunciaron que después de mantenerse frente al local por tanto tiempo, los primeros que entraron fueron los funcionarios de instituciones públicas y familiares de los trabajadores del Bicentenario, después pasó un grupo de embarazadas y personas de la tercera edad
Neida Montes, habitante de Blanquita de Pérez, dijo que cada dos horas pasa un grupo y a pesar que llegó a las 3:00 am quedó de última cuando recogieron las cédulas del piso, “hubo muchos que decidieron tirar la toalla e irse a sus casas sin comprar pero no pudieron porque no les quisieron regresar las cédulas; un grupo tuvo suerte y recuperó su documento de identidad, el resto aún a las 5:00 pm espera su turno para entrar o que se las devolvieran”.
Douglas Guanipa, de Las Piedras, aseguró que desde hace tiempo en el Bicentenario no venden productos de cesta básica, “la última vez que vine solo tenían bombillos y cajas de herramientas, esa vez perdí mi tiempo porque venía buscando comida, no bombillos”.
Henry Martínez, en la cola de la tercera edad, manifestó que hay desorganización para entrar, mientras que Olida Díaz reclamó que los adultos mayores son maltratados por los organismos de seguridad y el gerente tampoco hace mayor esfuerzo por ayudar y organizar las colas.
Los compradores se volvieron a armar de paciencia al finalizar la tarde y mantenían la esperanza que les permitieran ingresar y ligaban que hubiese productos en grandes cantidades que alcanzara para todos.
Fotos Juan Carlos Leal
CACTUS24 (24-08-16)
